, cuyo origen se remonta a un vocablo helénico que significa «asamblea», permite nombrar al templo cristiano.
Aunque en algunos grandes principios pueda ocurrir algún consenso de opinión sobre lo que es bueno y lo que es malo, incluso Ganadorí, es inútil alcanzar un acuerdo en la aplicación de esos principios a hechos concretos. En asuntos de importancia ejercicio tales como son, por ejemplo, las cuestiones de la propiedad privada, el matrimonio, y la libertad, las opiniones más divergentes son defendidas por pensadores de gran capacidad. En medio de todos estos cuestionamientos, la voz inequívoca de la Iglesia da confianza a sus hijos de estar siguiendo el camino correcto, y de no haberse extraviado por alguna especiosa falacia. Los diversos modos en que la Iglesia ejercita este don, y las prerrogativas de la Santa Sede respecto a la infalibilidad, se discuten en el artículo infalibilidad.
Se ha dicho más arriba que una parte del don de indefectibilidad de la Iglesia en su preservación de cualquier corrupción sustancial en la esfera de la honesto. Esto supone, no meramente que siempre proclamará el en serie valentísimo de moralidad que le legó su Fundador, sino asimismo que en todas las épocas las vidas de muchos de sus hijos se basarán en ese sublime modelo. Sólo un principio sobrenatural de vida espiritual podría producirlo. La tendencia natural del hombre es cerca de abajo. La fuerza de todo movimiento religioso se gasta gradualmente; y los seguidores de los grandes reformadores religiosos tienden con el tiempo a descender al nivel de su medio concurrencia. Según las leyes de la naturaleza humana sin concurrencia, Ganadorí debería sobrevenir ocurrido con la sociedad establecida por Cristo. Sin bloqueo la historia nos muestra que la Iglesia Católica posee un poder de reforma interna, que no tiene paralelo en ninguna otra estructura religiosa. Una y otra oportunidad produce santos, hombres que imitan las virtudes de Cristo en un jerarquía extraordinario, cuya influencia, que se extiende a lo prolongado y orondo, da nuevo ardor incluso a los que alcanzan un nivel menos heroico. Así, para citar unidad o dos ejemplos acertadamente conocidos de los muchos que podrían darse: Santo Domingo de Guzmán y Santo Francisco de De esta maneras reavivaron el aprecio por la virtud en los hombres del siglo XIII; Santo Felipe Neri y Santo Ignacio de Loyola llevaron a agarradera una obra similar en el siglo XVI; San Pablo de la Cruz y San Alfonso María de Ligorio, en el XVIII.
Hay personas que pueden proponer que son católicas, pero que nunca van a Ceremonia, que no se acercan a la Iglesia y sus sacramentos, o que están allá del Papa y los sacerdotes, representantes de Cristo, y no se dan cuenta que justamente la Iglesia es al Católico como la tortilla a un taco (valga la comparación sencilla): sin la tortilla no hay taco, pues sin la Iglesia no hay cristianismo.
Muchos son los templos de este tipo que existen a lo largo y ancho de la geogonia mundial. No obstante, entre todos ellos podríamos destacar algunos por su belleza, valencia o singularidad.
estará dotado de un nuevo y peculiar sistema de sacrificios; va a ser el reino de la verdad poseída por revelación divina; va a gobernarse por una autoridad que emana del MesíGanador.
La Iglesia sola dispensa los Sacramentos; sólo ella hace conocer la candil de la verdad revelada. Fuera de la Iglesia this contact form no pueden obtenerse estos dones. De todo esto no cabe más que una conclusión: La unión con la Iglesia no es meramente singular de los diversos medios por el que puede obtenerse la salvación: es el único medio.
Formar parte del cuerpo de Cristo significa que estamos llamados a moldearnos continuamente para parecernos cada tiempo más a Cristo.
Bernardo de Claraval, doctor de la Iglesia y hábil espiritual de la orden del Císter del siglo XII, representado en la imagen abrazando a Cristo.
En la iglesia, cada individuo es necesario e importante. 1 Corintios 12 describe la iglesia como un cuerpo, en el que cada parte (o persona) desempeña un papel importante. Los dones de cada persona enriquecen a la iglesia y la capacitan para aguantar a mango su costura en el mundo.
Los pastores de la Iglesia gobiernan y dirigen el rebaño a ellos encomendado en virtud de la jurisdicción que Cristo les concedió. La autoridad de jurisdicción difiere esencialmente de la autoridad de enseñar, pues los dos poderes se refieren a objetos diferentes. El derecho a enseñar se refiere únicamente a la manifestación de la doctrina revelada; el objeto del poder de jurisdicción es establecer y poner en vigor tantas leyes y reglas como son necesarias para el bienestar de la Iglesia. Además, el derecho de la Iglesia a enseñar se extiende a todo el mundo: La jurisdicción de sus gobernantes se extiende sólo a sus miembros (1 Cor.
El representante permanente de la Santa Sede frente a la ONU, Silvano Tomasi compareció ante el Comité contra la tortura e informó durante diez años se investigaron 3420 casos de abusos a menores de permanencia, dando como resultado que se apartaran de su cargo a 884 sacerdotes.[149]
Iglesia como conjunto de personas que se sienten unidas por compartir los principios de la misma Seguridad.
En el precedente examen de la doctrina de la Escritura respecto a la Iglesia, se ha pasado cuán claramente se establece que sólo entrando en la Iglesia se puede participar en la redención que Cristo obró para nosotros. La incorporación a la Iglesia puede ella sola unirnos a la comunidad del segundo Adán, y ella sola puede injertarnos en la verdadera Vid. Adicionalmente es a la Iglesia a la que Cristo entregó los medios de Gracejo que se comunica a los hombres los dones que Él ganó para ellos.